La salida de EE.UU. del Acuerdo de París: del giro con Venezuela a las consecuencias para el ambiente
El gobierno estadounidense anunció que se retirará del Acuerdo de París. Resta conocer si durante el 2025 habrá emisarios de ese país en los encuentros ligados al tratado ya que el abandono demora, oficialmente, un año.
Durante ese período, el país seguirá formando parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), aunque se espera que su participación sea limitada, sobre todo en el plano de la financiación climática a países en vías de desarrollo, y a pesar de que todavía sigue comprometido con las negociaciones globales. En ese sentido, Estados Unidos no enviará delegaciones a las reuniones de las Conferencias de las Partes (COP), justo en un año que tiene a Sudamérica como anfitrión de la 30ª edición (será en Brasil, a fin de año).
Si bien esto podría representar obstáculos en la concreción de diversos objetivos de acción climática, desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) señalaron que este panorama también puede servir para que “la comunidad internacional refuerce su liderazgo en la lucha contra el cambio climático”.
Consumado oficialmente el retiro del Acuerdo de París, Estados Unidos podrá asistir a las reuniones de la CMNUCC y hasta votar, pero solo podrá intervenir como observador en las reuniones del Acuerdo de París, sin derecho a votación.
Golpe a Venezuela
La decisión de Trump no solo repercute en el plano medioambiental por tener fuera del Acuerdo de París a uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero (GEI), sino que, además, deriva en una postura más clara respecto a la relación que hasta hace unas semanas el país tenía con Venezuela.
La administración de Joe Biden, en una búsqueda de equilibrio entre producción de combustibles fósiles y cuidado del medio ambiente, mantuvo los acuerdos comerciales con Venezuela y evitó las sanciones sobre el sector petrolero (la estadounidense Chevron cuenta con licencia para operar en el país caribeño).

Tras su asunción, Trump dijo que evalúa “dejar de comprar petróleo a Venezuela”. “No lo necesitamos”, advirtió. Además, durante la campaña aseguró que bajo su gestión aumentaría la producción de combustibles fósiles. Estos dos hechos apuntarían a sumar presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Producción de combustibles fósiles
Uno de los principales puntos del Acuerdo de París se centra en limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2º, con una ambición mayor en torno a 1,5º para finales de siglo. Para eso, resulta indispensable cambiar la matriz energética y virar hacia la producción de energías renovables.
Trump adelantó que irá en dirección contraria, al menos durante su nuevo mandato. Prueba de ello fue uno de los eslóganes de campaña, “¡Drill, baby, drill!” (“¡Perfora, nene, perfora!“), que mostró su intención de apostar al aumento en la producción de combustibles fósiles.