Milagro 2025: Cargnello llama a construir una sociedad de hermanos y alerta sobre la competencia desenfrenada

En la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen, el arzobispo de Salta invitó a dejar atrás la indiferencia y a “hacernos prójimos” para renovar la fe y la esperanza en tiempos difíciles.

Con la solemne entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, monseñor Antonio Cargnello dio inicio este sábado al tiempo espiritual que culminará en septiembre con la mayor celebración religiosa de la provincia. En su homilía, realizada en el corazón de la Catedral de Salta, el arzobispo llamó a la comunidad a vivir este período como una oportunidad para renovar la fe, la caridad y el compromiso con el otro.

“El Milagro es un tiempo fuerte para la Iglesia local, un llamado a abrir el corazón y acercarnos a la presencia de Dios y María”, afirmó Cargnello, quien invitó a los fieles a imitar la actitud del buen samaritano, más allá de cuestionar quién es el prójimo. “No basta con preguntarnos quién es mi prójimo, sino que debemos hacernos prójimos de los demás”, explicó.

El arzobispo expresó su preocupación por los desafíos que presenta una sociedad cada vez más competitiva y acelerada, donde la relación con el otro se vuelve superficial. “No puedo decir que quiero al otro si no lo tengo en cuenta, si no le dedico tiempo, atención y escucha”, reflexionó, señalando que ese cuidado forma parte esencial de la vida cristiana y es fuente de esperanza para quienes lo reciben.

Cargnello destacó también el ejemplo que brinda Salta en la acogida a los peregrinos durante el Milagro, subrayando la importancia de la hospitalidad y la solidaridad. “Este tiempo es propicio para intensificar la oración, reconciliarnos con Dios y expresar nuestra fe en acciones concretas de amor y servicio”, insistió.

Finalmente, retomó el mensaje del papa Francisco sobre vivir un año de esperanza y alentó especialmente a los jóvenes a enfrentar la vida sin miedo. “Que estos días que nos conducen al pacto nos encuentren abiertos a Dios, a Jesús, a la Virgen y a nuestros hermanos”, concluyó, dejando un desafío para toda la comunidad salteña de transformar el Milagro en un tiempo de renovación espiritual y fraternidad.