Reforma laboral en silencio: el nuevo pacto de sumisión que Milei diseña entre pocos y a espaldas del pueblo
Mientras el país se sumerge en una crisis social cada vez más profunda y la informalidad laboral alcanza niveles alarmantes, el Gobierno de Javier Milei avanza en la confección de una reforma laboral que —lejos de ser discutida de cara a la sociedad— se cocina en reuniones secretas entre empresarios, funcionarios y sindicalistas selectos. Con la excusa de “modernizar”, Milei se apresta a imponer una reforma que promete ser más un retroceso de derechos que una solución al desempleo.
La última reunión del Consejo que impulsa el llamado “Pacto de Mayo” fue celebrada este lunes en Casa Rosada, con la participación de figuras como Federico Sturzenegger (el ideólogo de la desregulación), el presidente de la UIA, Martín Rappallini, y el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez.
También se sumaron referentes políticos como Carolina Losada y Cristian Ritondo, quienes, en lugar de representar los intereses del pueblo, parecen actuar como voceros del ajuste planificado.
El hermetismo que rodea a este proceso no es casual.
Las partes se comprometieron a mantener el contenido de las negociaciones en secreto, lo que ya de por sí deja en evidencia una verdad incómoda: si la reforma fuera buena para la gente, no habría necesidad de ocultarla.
Pero Milei sabe que su proyecto, lejos de generar empleo genuino, apunta a recortar derechos, limitar las paritarias y precarizar aún más a quienes hoy sostienen el país con salarios miserables.
Desde el entorno de la UOCRA intentan mostrarse dialoguistas, pero no se despegan de la agenda del oficialismo. Mientras tanto, los gremios más combativos y los movimientos sociales siguen siendo marginados del debate, y cualquier expresión crítica es rápidamente estigmatizada desde el Gobierno como parte de la “casta”.
Resulta llamativo también el rol que asumen ciertos gobernadores, como Alfredo Cornejo, que ahora coquetea con los libertarios pese a haber sido opositor hasta hace poco.
La unidad de las elecciones provinciales con las nacionales en Mendoza no es un dato menor: es el guiño que Milei necesitaba para avanzar sin resistencias desde las provincias.
Detrás de la “modernización” laboral, se esconde el verdadero objetivo de la Casa Rosada: legalizar el trabajo precario, eliminar indemnizaciones, licuar conquistas históricas y garantizar a los grandes empresarios un mercado sin regulaciones ni costos sociales. Y todo esto, mientras el pueblo no solo no participa del debate, sino que ni siquiera sabe qué se está negociando.
En definitiva, el Gobierno nacional no busca una reforma laboral para incluir, sino para excluir. Y lo hace al estilo Milei: sin transparencia, sin diálogo real, sin oposición. A espaldas del pueblo y al servicio del poder económico.
