Milei manipuló las cifras de discapacidad para justificar un recorte cruel e inhumano
En medio del escándalo que involucra a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), con audios que comprometen a dirigentes libertarios de primera línea, el gobierno de Javier Milei avanzó con un ajuste feroz contra los sectores más vulnerables.
El plan del Ejecutivo fue claro: inflar estadísticas, instalar la idea de “fraude” y luego dar de baja miles de pensiones por discapacidad.
Así, lo que se presentó como una “auditoría” terminó siendo un recorte masivo que dejó a más de 100 mil personas sin un derecho básico.
Los números oficiales muestran la maniobra. Desde agosto de 2024, la ANDIS envió casi un millón de cartas documento a beneficiarios. La mitad nunca fue entregada y de los que sí respondieron, miles fueron obligados a renunciar o directamente suspendidos.
Según el propio jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya se eliminaron más de 111 mil pensiones.
Mientras tanto, Milei y sus ministros usaron comparaciones absurdas para justificar el ajuste. Caputo llegó a decir que “proporcionalmente deberían existir menos de 100 mil personas con discapacidad en el país, y no más de un millón”, como si se tratara de un capricho estadístico y no de una realidad social.
Adorni, por su parte, mostró una radiografía de un perro para ridiculizar los beneficios, en una puesta en escena grotesca y ofensiva.
Organizaciones como la ACIJ advirtieron que el Gobierno está violando compromisos internacionales al volver a un modelo excluyente que desconoce la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por Argentina y con jerarquía constitucional. Denuncian que se trata de una política deliberada para reducir el gasto social, aunque eso implique condenar a miles de personas a la indigencia.
La magnitud del ajuste queda a la vista: en un país donde más de 5 millones de ciudadanos conviven con algún tipo de discapacidad, apenas el 20% accede a una pensión no contributiva. Y aun así, el gobierno libertario decidió recortar sobre ellos, dejando haberes por debajo de la línea de indigencia.
Lejos de ser un plan de “transparencia”, el operativo de Milei se convirtió en una cacería contra los más débiles, una maniobra que combina cinismo, manipulación de datos y desprecio por los derechos humanos.