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Escándalo Espert: Milei en silencio mientras su candidato estrella queda acorralado por una denuncia por narcotráfico

El diputado oficialista, clave en Buenos Aires y presidente de la Comisión de Presupuesto, fue denunciado por sus presuntos vínculos con el empresario narco Federico “Fred” Machado. En La Libertad Avanza reina el malestar, pero la orden es callar y “aguantar” hasta después de las elecciones

El frente libertario suma otra bomba en medio de la campaña: José Luis Espert, hombre fuerte de Milei en la provincia de Buenos Aires y titular de la estratégica Comisión de Presupuesto, quedó bajo la lupa judicial tras una denuncia penal presentada por Juan Grabois que lo vincula al empresario detenido por narcotráfico, Federico “Fred” Machado.

La noticia sacudió a Diputados y obligó al bloque oficialista a una estrategia insólita: el silencio. “Aguantar” fue la orden que bajó la ministra Patricia Bullrich y que repitieron los operadores de Milei, conscientes de que la acusación golpea en el corazón de una de las banderas del gobierno: la lucha contra las mafias.

Dentro de La Libertad Avanza, el malestar es inocultable. “Nadie lo quiere, pero soltarlo ahora sería un suicidio político”, admiten legisladores oficialistas en reserva. Espert, que llegó con perfil alto y como vocero económico, hoy aparece desdibujado y casi aislado, limitado a su comisión y esquivado por sus propios compañeros.

El kirchnerismo ya anunció que pedirá su desplazamiento de la presidencia de Presupuesto, aunque el reglamento parlamentario vuelve cuesta arriba la movida. Aun así, la denuncia deja a Espert en una posición frágil y al oficialismo, nuevamente, contra las cuerdas.

El caso destapa además viejas internas: acusaciones de “traicionero” en boca de Lilia Lemoine, su cercanía con funcionarios caídos en desgracia de la ANDIS y episodios de dudosa transparencia como el fallido intento de instalar una criptomoneda propia.

Mientras tanto, Milei y su entorno apuestan a la foto con Trump y al oxígeno financiero del FMI para sostener la campaña, aunque el ruido en el Congreso y las denuncias contra sus propios aliados dibujan un panorama explosivo. Con la credibilidad en jaque y sus candidatos enredados en causas judiciales, el gobierno libertario enfrenta un problema que ya no puede tapar con slogans ni promesas de ajuste eterno.

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