Maduro se atrinchera: militariza las calles, persigue a la Iglesia y censura el Nobel a María Corina Machado
En medio de un aislamiento internacional cada vez más profundo, el régimen de Nicolás Maduro volvió a movilizar al aparato chavista para intentar contrarrestar el impacto político global que generó la entrega del Premio Nobel de la Paz a la líder opositora María Corina Machado.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez atacó nuevamente a la opositora, asegurando que el galardón está “manchado en sangre”, una reacción que evidencia el duro golpe simbólico que representó para el oficialismo.
Maduro impide la salida de un cardenal y recrudece el control interno
En ese clima de tensión, el cardenal venezolano Baltazar Porras denunció que el gobierno le prohibió salir del país. En el aeropuerto de Caracas le hicieron firmar documentos por un supuesto “incumplimiento de normas de viaje” y, según relató, cuando intentó fotografiar el papel, fue amenazado con quedar detenido.
El religioso afirmó además que su pasaporte fue anulado.
El episodio profundiza el conflicto del chavismo con la Iglesia Católica y expone la creciente persecución a voces críticas, incluso dentro de instituciones históricamente influyentes.
Movilización masiva para tapar la derrota política
Mientras Machado se encuentra camino a Oslo —adonde llegó tras salir del país por vías irregulares, según The Wall Street Journal—, el PSUV organizó una nueva marcha en Caracas.
La excusa oficial: conmemorar los 166 años de la Batalla de Santa Inés.
El objetivo real: mostrar fuerza en las calles ante la mayor derrota internacional del chavismo en años.
“Es un golpe simbólico enorme”, explicó el analista Andrés Cañizalez.
El hecho de que Machado, a quien el gobierno acusa de “golpista y terrorista”, haya logrado escapar del férreo cerco estatal deja en evidencia, señala, que el sistema de control no es tan sólido como Maduro intenta demostrar.
Censura total en los medios venezolanos
Para los analistas, el régimen decidió borrar toda referencia al Nobel dentro del país.
“El gobierno busca impedir que radios o canales muestren imágenes desde Oslo. La gente se entera por redes”, afirmó Ben
